Medición-inclusión-financiera
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Con la colaboración y participación de las entidades que conforman el Consejo Nacional de Inclusión Financiera, la CNBV y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a partir de 2012 se lleva a cabo cada tres años la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF). Esta encuesta permite generar datos de acceso y de uso de productos y servicios financieros, así como de protección al usuario de servicios financieros y también de Educación Financiera.

Una de las nuevas características de la ENIF 2018 fue responder tanto al mandato de la Política Nacional de Inclusión Financiera, como al de la Estrategia Nacional de Educación Financiera.

En este sentido, el objetivo de la línea de acción 6 de la Política es generar datos y mediciones para evaluar los esfuerzos e identificar áreas de oportunidad que contribuyan al diseño de programas de Educación Financiera. Por su parte, dicha estrategia indica que se deben generar datos, información y mediciones sobre Educación Financiera y que se incorporarán a la ENIF la medición de comportamientos y capacidades financiera, esa sería su importancia para la Educación Financiera.

Es evidente que la inclusión financiera es un elemento clave para reducir la pobreza e impulsar la prosperidad económica y social. Por ello, es importante que los esfuerzos en promover mayor acceso y uso de servicios financieros vaya acompañada de una regulación propicia que garantice que los proveedores de servicios quieran un trato justo y un servicio con calidad a sus usuarios; también es necesario contar con programas de educación financiera que faciliten las herramientas necesarias para que las personas tomen decisiones informadas sobre sus recursos financieros.

También, una infraestructura adecuada, es fundamental para permitir el acceso a los servicios financieros, con lo cual se cierra la brecha de oferta y demanda de servicios financieros.

Por ello, este capítulo presenta los principales indicadores sobre la infraestructura física financiera y la cobertura financiera en el país, asociados a la dimensión de acceso de la inclusión financiera. Si bien los canales tradicionales (sucursales y cajeros) han tenido un incremento en cuanto a la cobertura que ofrecen, no han logrado expandirse por todo el territorio mexicano dado que los costos asociados a ello son significativos para las instituciones financieras y éstas han migrado a modelos de negocio más rentables como son los corresponsales; no obstante, México presenta un reto en materia de infraestructura tecnológica para lograr conectividad en la totalidad del territorio del país; ante esto, es necesario compartir recursos para lograr no solo conectividad en todas las comunidades del país, sino también la provisión de servicios financieros a través de modelos de negocio donde varias instituciones compartan los costos operativos y financieros que esto representa.

En México es un reto en materia de infraestructura tecnológica, lograr conectividad en la totalidad del territorio nacional.

Dados los avances tecnológicos y las brechas generacionales, el uso de servicios financieros digitales va tomando relevancia y los proveedores van migrando a ofrecer servicios tales como la banca electrónica, que ha permitido que se puedan llegar a realizar algunas operaciones financieras a través de los celulares o computadoras. Por ello, se vislumbra que en un futuro los servicios y productos financieros se ofrezcan cada vez más a través de canales diferentes a los tradicionales.